Guadalajara es una de las provincias más desconocidas del territorio nacional, su densidad de población en el ámbito rural es una de las más bajas no sólo de España, sino de Europa, y el despoblamiento rural y la desconexión con la naturaleza es un problema cada vez mayor, debido sobre todo al cambio de paradigma cultural y económico donde las grandes ciudades se han convertido en el centro de la sociedad.

Sin embargo estas zonas rurales tienen un potencial turístico excepcional, tanto por recursos naturales como culturales, y hay que ofrecerlo como lo que son, una fuente de experiencias, de sensaciones y de conocimiento, una vuelta a los orígenes y un espacio para la tranquilidad.

Utilizar el deporte como herramienta para abrir un territorio al exterior, esa es la finalidad del turismo deportivo en naturaleza.

Día a día nos vamos dando cuenta que mantener una vida activa y sana es el camino para vivir más tiempo y en mejores condiciones, por eso el deporte se está convirtiendo en una necesidad y en un hábito que hemos adoptado consciente o inconscientemente.

Es necesario volver a conectar con la naturaleza, demostrar que el medio natural tiene cabida en la sociedad actual y que los pueblos aún tienen mucho por ofrecer. Para lograr eso el deporte tiene un papel esencial, cada vez hay mayor número de deportistas que buscan una oferta que les permita disfrutar de un fin de semana en familia o entre amigos a la vez que descubren un lugar desconocido y viven una experiencia única.

Guadalajara es una fuente inagotable de oportunidades, su diversidad ecológica ofrece la posibilidad de desarrollar actividades deportivas de todo tipo.

Podemos practicar senderismo, ciclismo y trail running por la extensa red de senderos de montaña de la Sierra Norte, por el Camino del Cid o por kilómetros y kilómetros de rutas mientras observamos castillos, ríos y la más variada naturaleza. O si lo preferimos podemos acercarnos a escalar las impresionantes formaciones rocosas de Santamera o del Barranco de la Hoz entre muchos otros.

Adentrarnos en el Pantano de Entrepeñas para practicar deportes náuticos propios de la costa, como vela o esquí acuático, o simplemente adentrarse en lo más profundo del Alto Tajo para descender las aguas en kayak, practicar barranquismo o descubrir el subsuelo gracias a la espeleología.

Y por supuesto dominar el cielo desde lo alto de la Muela de Alarilla, atreverse a saltar al vacío en parapente o ala delta y disfrutar de unas vistas únicas de la Alcarria.

Al vivir entre el bullicio de las ciudades no somos conscientes del tesoro que tenemos a escasos kilómetros de allí, y es que Guadalajara es un lugar donde poder pasar del estrés de la urbe a la paz del campo en menos de 15 minutos en coche.

Estamos ante el inicio de un “boom” del turismo de naturaleza asociado al deporte, y es cierto que una mala gestión puede suponer un perjuicio enorme para la zona donde se lleve a cabo. Por eso es necesario un enfoque basado en la sostenibilidad garantizar que se conocen perfectamente los impactos que se ocasionarán y sobre qué medio receptor, con el objetivo de poder minimizarlos y diseñar medidas de recuperación en el caso de no poder evitarlos.

Ahora más que nunca hay que actuar con sentido común, dar prioridad a la protección de la naturaleza para que podamos disfrutar de Guadalajara y descubrir sus maravillosos rincones haciendo lo que nos apasiona.

Diego Serrano Recio

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